Sectas Destructivas:
Definiciones y Metodología de Análisis

 


Ponencia presentada por el profesor Jorge Erdely G. en la Escuela Nacional de Antropología e Historia
 el 25 de septiembre de 1997 a las 6:00 p.m.

 

Introducción

En 1978 la opinión pública mundial fue sacudida por el suicidio colectivo de 914 personas en Jonestown, Guyana. Todos eran seguidores del Rev. Jim Jones quien también se autoinmoló. Desde entonces y conforme se acerca el fin del siglo y de milenio, se han observado una mayor frecuencia de acontecimientos de este tipo o parecidos.

En Marzo de 1993 más de 80 personas se suicidaron junto con David Koresh en Waco, Texas, por motivos religiosos. 1994. El grupo esotérico La Orden del Templo Solar sorprendió a los analistas socio-religiosos efectuando suicidios diferidos en Suiza y Francia. Todos eran seguidores del Dr. Luc Jouret. Murieron 48 en el primero y otros más posteriormente. En el mes de noviembre de ese mismo año las autoridades de Ucrania impidieron el suicidio colectivo de los seguidores de Marina Tsvygun quien afirmaba ser la reencarnación de Cristo. Fueron arrestadas 779 personas en Kiev. El culto tiene actualmente 150,000 seguidores en la ex-Unión Soviética y se llama La Fraternidad Blanca.

Terrorismo Religioso Sin Límites

El 20 de marzo de 1995 en Tokyo, Japón, Shoko Asahara ordenó a sus seguidores de la secta La Verdad Suprema, colocar bombas con gas sarín neurotóxico en el sistema de transporte del metro. El resultado fueron más de 5000 intoxicados y 12 personas muertas. Seis semanas más tarde, los mismos adeptos de La Verdad Suprema (Aum Shinrikyo) efectuaron un acto terrorista más en otra estación. Afortunadamente hubo un retraso en el mecanismo de la bomba y pudo ser desactivada a tiempo. De no haber sucedido esto, la mezcla de cianuro e hidrógeno que contenía el artefacto explosivo hubiera privado de la vida en minutos a 20,000 usuarios del tren subterráneo.

Sectas Destructivas

Las anteriores, son algunas sectas destructivas a nivel internacional, que han llamado la atención de especialistas y medios de comunicación por igual. Sin embargo, a pesar de su popularidad, son tan solo la punta del iceberg. Solamente en la Unión Americana se calcula que existen 3000 grupos considerados sectas destructivas (Hassan 1997). Cabe señalar que no todas tienen la capacidad para provocar actos masivos de terrorismo como los que realizó La Verdad Suprema, o metas de inducir suicidios colectivos como lo hizo Jim Jones. Hoy por hoy, la violación, el abuso sexual de menores, el daño patrimonial a través del fraude organizado y el inducir distintas enfermedades mentales son las secuelas más comunes que día a día dejan cientos de grupos religiosos y pseudo-científicos que forman parte de una nueva patología social: La Proliferación de las Sectas destructivas. (Rodríguez 1988).

Previniendo a la Sociedad

Dicha problemática, que según todos los indicadores confiables llegó para quedarse y tiende a crecer y a volverse más compleja, hace necesario tener un marco de clasificación y metodología de análisis para prevenir responsablemente a la sociedad acerca de la existencia de esta innegable realidad. El conocer y analizar las diferentes definiciones que se manejan en este campo evitará que la sociedad, especialmente los medios de comunicación y los líderes de opinión, caigan en el extremo de catalogar ligeramente como secta a cualquier agrupación, generando a su alrededor un clima de intolerancia, rechazo y hostilidad.

Esto debe ser especialmente tomado en cuenta, ya que tradicionalmente la palabra secta tiene una connotación peyorativa en el sentido de herejía ideológica o heterodoxía doctrinal (esto según la perspectiva de una u otra mayoría religiosa y dependiendo del país que se trate). Sin embargo, la carga negativa de la palabra secta se ha hecho más fuerte a partir de 1978, año en que ocurrió el suicidio colectivo de Jim Jones en Guyana. Desde entonces, la opinión pública mundial comenzó a percibir el significado de la palabra secta como una agrupación antisocial, siniestra, de conducta fanática y peligrosa. Es pues así, que hoy en día el concepto de secta trae a la memoria no sólo la disidencia religiosa doctrinal sino, sobre todo y más conforme pasa el tiempo, la idea anteriormente descrita.

Etica Profesional

En este contexto, el calificar de secta a un grupo social conlleva una responsabilidad ética importante, responsabilidad que no se puede descargar pertinentemente sin un marco analítico correcto, ni repitiendo acríticamente los epítetos y nombres que otros dicen sin entender realmente de lo que se habla. En otras palabras ¿por qué considerar sectarias a unas organizaciones y a otras no? ¿Porque lo dice la mayoría? ¿Porque se mencionó así en la televisión o en la radio? ¿Porque lo dice el cura, el pastor, el intelectual o una u otra asociación que estudia el campo socio-religioso? El periodista, el analista, el académico o el padre de familia que llama secta a un grupo simplemente porque oyó a alguien más clasificarlo así, no sólo actúa en forma irresponsable y/o poco profesional, sino que se convierte en ocasiones en títere de intereses obscuros, en cómplice pasivo quizás de antagonismos religiosos cuya profundidad no conoce, o de intentos de grupos mayoritarios por monopolizar las conciencias a través de la descalificación a priori de las demás opciones.

¿Sectas o Nuevos Movimientos Religiosos?

Otro extremo en el que se evitará caer al tener un conocimiento preciso de las definiciones en este campo, es el de intentar eliminar del lenguaje común el término secta, o en su caso autocensurarse en cuanto a su uso. Hoy en día hay movimientos ideológicos internacionales que proponen precisamente esto, demandando que se utilice exclusivamente el concepto Nuevos Movimientos Religiosos para referirse a cualesquiera organizaciones, minoritarias o de reciente creación, independientemente de que constituyan o no un peligro para la sociedad.

Preocupación por la Intolerancia Religiosa

Los proponentes de la eliminación del término secta del lenguaje académico y de los medios de comunicación, se hallan preocupados por encontrar un término neutral, que no haga juicios de valor sobre las creencias de uno u otro grupo ya que esto los puede estigmatizar socialmente. La preocupación es ciertamente loable, ya que religiones mayoritarias en diferentes partes del mundo, utilizan como arma la palabra secta, para descalificar por igual a minorías religiosas de toda índole, sólo porque no se conforman a los dogmas populares o de las religiones de Estado. (Sucede por ejemplo en países islámicos y ocurrió en Inglaterra cuando la Iglesia oficial, la Anglicana, persiguió a los Cuáqueros). Este abuso del uso del término secta, ciertamente crea un clima de desconfianza, difamación y hasta de agresión en contra de personas que pertenecen a minorías religiosas. Más adelante se detallarán otras consecuencias.

Sin embargo, y por más loable que sea la intención, los líderes de opinión, especialmente algunos sociólogos, que propugnan porque se elimine la palabra secta del lenguaje y clasificaciones por igual, cometen en su planteamiento, errores por demás elementales.

Primeramente pasan por alto que, aunque la palabra ha sido por mucho tiempo sinónimo de herejía intelectual, el uso de este concepto se ha ido restringiendo cada vez más a los ámbitos religiosos. La sociedad en general, percibe cada vez más el término secta, como representativo de conductas antisociales realizadas por organizaciones engañosas que fomentan el fanatismo irracional y espiritualizan el delito.

Secta: ¿Disidencia Ideológica o Conducta Antisocial?

En otras palabras, la sociedad, que está cada vez más secularizada, identifica más la idea de secta con organizaciones como La Verdad Suprema o Koresh y compañía, que con Wycliffe y sus Lolardos o con Leonardo Boff. Visto de esta manera, el énfasis está sobre todo en la conducta antisocial aunque se considere que en muchos casos tenga una motivante religiosa. En este contexto, sociólogos, psicólogos clínicos y médicos especialistas han aportado al campo del conocimiento científico definiciones académicas de lo que constituye o no una secta, acompañados de criterios rigurosos para su clasificación.

A continuación exponemos esquemáticamente las principales definiciones del término secta con un breve análisis de cada uno.

Definiciones y Metodología de Análisis

 

I.- Definición Lingüística

De acuerdo a una definición estrictamente lingüística la palabra Secta (del latín secta) quiere decir “Doctrina enseñada por un maestro y seguida por sus adeptos. Particularmente la doctrina y el conjunto de sus adeptos”. (María Moliner 1988: 1121)

Esta es una definición que por general y literalista prácticamente se utiliza muy poco ya que es demasiado amplia, pues cataloga como secta a cualquier ideología política, social, religiosa, filosófica, etc., junto con sus seguidores. Esto incluiría por ejemplo a cualquier religión, partido político, o partidarios de la filosofía de Kant, Marx o el psicoanálisis de Freud.

II.- Definición Histórico- Lingüística-Cultural

Secta: "Doctrina religiosa (y sus adeptos), que se aparta de la tradicional u oficial" (María Moliner 1988: 1121).

Esta es una definición lingüística de uso cultural que se desarrolló a través de la historia. Se hizo especialmente popular con el dominio cultural del Catolicismo Romano en Occidente, y en el Oriente con la Iglesia Ortodoxa.

Conforme el tiempo pasó y dicha cultura se extendió, la palabra adquirió una carga peyorativa fuerte: los heréticos, los perversos doctrinales, los enemigos de la ortodoxia confesional establecida, eran la secta. De hecho la etimología griega Hairesis, de la cual deriva el vocablo secta, tiene relación con el concepto de herejía.

Criterios Arbitrarios

Esta definición está evidentemente muy limitada, pues se enfoca exclusivamente en el aspecto religioso y constituye un criterio relativamente arbitrario para hacer clasificaciones, pues según la definición de uso cultural, secta es: "Una doctrina religiosa (y sus adeptos) que se apartan de lo tradicional u oficial" (Moliner 1988: 1121). Así, todo lo que no sea religión mayoritaria se considerará secta dependiendo de la cultura y su tradición religiosa. O de la religión oficial reconocida por el Estado, dependiendo del país y aun de la época. Algunos ejemplos de esto son los siguientes: Hay países Islámicos en que las minorías religiosas son en ocasiones catalogadas como sectas. En Rusia los Católicos Romanos son llamados así por algunos sectores de la Iglesia Ortodoxa. En Inglaterra, (Iglesia oficial, la Anglicana) los Puritanos y los Cuáqueros fueron llamadas sectas en siglos pasados. En países Budistas e Hinduistas las religiones distintas se llegan a considerar sectas.

En esta definición, se transfiere completa la carga peyorativa que dicho término ha acumulado a través de la historia a las minorías religiosas que se etiquetan así. Recordemos sin embargo que el valor simbólico negativo de la palabra secta, actualmente, abarca no sólo la idea de error doctrinal sino sobre todo desde hace dos décadas, se asocia a grupos de conducta peligrosa y antisocial.

El uso de la Palabra Secta como Arma

En este contexto, el uso de la palabra secta se usa como arma para descalificar a los de ideología religiosa distinta sin que su conducta sea necesariamente nociva. Asimismo es una etiqueta, un estigma, que fomenta la intolerancia religiosa, y evita a las religiones tradicionales mayoritarias o de estado, el trabajo de refutar con argumentación, las posturas ideológicas de otros grupos que tienen el mismo derecho de ejercer la libertad de creencias y propagar sus propuestas.

Esta definición de uso cultural es la más utilizada en México a nivel popular y en la mayoría de medios de comunicación. Su uso es fomentado especialmente por sectores intolerantes de la jerarquía Católica y se propaga pasivamente por la sociedad en general.

Aquí cabe señalar que el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, que representa la posición oficial del Vaticano, actualmente no califica como sectas a las grandes religiones históricas como el Budismo, el Judaísmo o el Islam. Las llama religiones no cristianas. Tampoco llama sectas a las iglesias protestantes o Anglicanas. Los antes llamados herejes y sectarios, pasaron posteriormente a ser "los hermanos separados" y hoy el Vaticano, en aras del esfuerzo ecuménico, los denomina simplemente iglesias y cristianos (Catecismo de la Iglesia Católica, aprobado por Juan Pablo II el 25 de junio de 1992, pp. 195-202).

III.- Definición Teológica

"Una secta es un grupo de personas polarizadas alrededor de la interpretación particular que una persona hace de la Biblia, que incurre en grandes desviaciones con respecto a las doctrinas primordiales de la fe cristiana..." : Dr. Walter Martín, Teólogo. Doctorado en Religiones Comparadas. California Coast University (Mc Dowell 1988:11).

Esta es una definición utilizada sobre todo en el ámbito cristiano nominal. Toma como punto de referencia para hacer clasificaciones las bases teológicas de las creencias. No considera la antigüedad, ni la cantidad de miembros, ni el reconocimiento oficial que en un país determinado pudiera tener una organización religiosa.

Pros y Contras

La definición teológica es válida como instrumento de crítica dentro del ámbito religioso denominacional y tiene pautas académicas teológicas bien definidas para hacer clasificaciones exactas. También provee un mecanismo legítimo para alertar a las personas acerca de grupos religiosos que se autodenominan cristianos, sólo para ganar aceptación social y hacer prosélitos, mientras que ideológicamente no se apegan a las doctrinas cristianas básicas, e inclusive inculcan ideas totalmente contrarias.

Estrategias de proselitismo como éstas son definitivamente objetables. Si se analizan con cuidado son éticamente equivalentes al fraude o a una especie de usurpación de personalidad, que viola el derecho a la información a que tiene cualquier persona para poder decidir, en condiciones equitativas, su respuesta a una determinada opción religiosa.

El Mormonismo: Un Ejemplo de Proselitismo poco Ético

Veamos por ejemplo el caso del Mormonismo, una religión que al presente ha corregido conductas sociales peligrosas que practicó a nivel cupular en sus inicios (poligamia, inducción al adulterio, fraude y terrorismo, por ejemplo). A pesar de dichos cambios, el Mormonismo aun se adhiere a formas poco éticas de proselitismo al ostentarse como una religión cristiana. Una de las creencias básicas del mormonismo es el politeísmo mientras que en cualquiera de sus variantes el cristianismo es esencialmente monoteísta. El mormonismo es realmente una religión sincretista que incorpora elementos clásicos del espiritismo, ocultismo y politeísmo envueltos con una nomenclatura cristianizada (Decker op. cit.).

El mormonismo, como cualquier otra religión, tiene la libertad de difundir sus creencias, pero al mismo tiempo la gente tiene derecho a saber, antes de decidir ingresar a dicha religión, cuales son sus creencias reales, incluyendo la historia de la organización (esta última suele ser ocultada o maquillada cuidadosamente especialmente en lo referente a las relaciones de adulterio de su fundador Joseph Smith con más de 80 mujeres) (Decker Op. Cit.). El mormonismo tiene la libertad de difundir sus creencias, sin embargo otros sectores sociales tienen derecho a la libertad de expresión para criticar el ocultamiento deliberado de información y el hecho de que esta religión trate de comprar aceptación social utilizando una fachada cristiana cuando en realidad promueve el politeísmo.

Este es sólo un ejemplo de la aplicación académica de la definición teológica de lo que constituye una secta, y parte de la ética que justifica su uso como instrumento de crítica dentro del ámbito religioso.

IV.- Definición Sociológica

Pepe Rodríguez, periodista y asesor sobre sectas destructivas para Gobiernos Europeos, en su libro "El Poder de las Sectas" define así el concepto: " Una Secta destructiva (SD) será todo aquel grupo que en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento, utilice técnicas de persuación coercitiva que propicien:

·        La destrucción (deestructuración) de la personalidad previa del adepto o la dañen severamente.

·        El que, por su dinámica vital, ocasione la destrucción total o severa de los lazos afectivos y de comunicación afectiva del sectario con su entorno social habitual y consigo mismo.

·        Y por último el que su dinámica de funcionamiento le lleve a destruir, o conculcar, derechos jurídicos inalienables en un estado de derecho (Rodríguez 1989:45).

Esta definición toma como punto de referencia para su clasificación la conducta social. Hace énfasis muy particularmente en aquellos comportamientos grupales que dañan a la sociedad, que violan los derechos humanos y que destruyen al individuo. Una secta es según la definición sociológica de Pepe Rodríguez, cualquier organización que propicie esto, independientemente de su ideología.

Esta definición tiene la ventaja de que no se circunscribe al ámbito religioso, pues abarca incluso a subgrupos políticos, psicoterapeúticos, pseudocientíficos, culturales, etc.

La distinción "Destructivas" , añadida al término de "Sectas" , puede ayudar a diferenciar a aquellos grupos que encuadran en las definiciones teológicas o de uso cultural pero que no muestran una conducta antisocial o peligrosa, de aquellas organizaciones que si lo hacen.

V.- Definiciones de los Psicólogos Sociales

Michael Langone, Ph. D. Doctor en Psicología Clínica y editor una de la más prestigiadas revistas científicas que estudian el fenómeno de las sectas, define así el concepto que estamos analizando:

"Secta es un grupo o movimiento, que exhibe una devoción excesiva a una persona, idea o cosa y que emplea técnicas antiéticas de manipulación para persuadir y controlar (a sus adeptos); diseñadas para lograr las metas del líder del grupo; trayendo como consecuencias actuales o posibles, el daño a sus miembros, a los familiares de ellos o a la sociedad en general" .

Después el Dr. Langone añade que:

"Dado que la capacidad para explotar a otros seres humanos es universal, cualquier grupo puede llegar a convertirse en una secta. Sin embargo, la mayoría de las organizaciones institucionalizadas y socialmente aceptadas, tienen mecanismos de auto-regulación que restringen el desarrollo de grupúsculos sectarios" . (Langone 1988:1).

Ventajas de esta Definición

Esta definición toma como punto principal de referencia la conducta psicosocial; (no las bases teológicas, la tradición, o la aceptación oficial del estado, etc.). Es un concepto similar al sociológico y tiene las siguientes ventajas.

·        Es amplia: Estudia cualquier tipo de organización social; no sólo las religiosas, analizando especialmente los mecanismos psicológicos de manipulación grupal.

·        Clasifica en base a hechos observables y comprobables.

·        Ofrece la oportunidad de que un determinado grupo corrija su conducta y se adapte socialmente, retirándose de tal clasificación, si hace los cambios necesarios.

·        Elimina la posibilidad de que un grupo se escude en la ortodoxia de su credo, en la cantidad de sus miembros o en su trayectoria histórica, para cometer ilícitos.

Perspectivas Científicas

El concepto del Dr. Langone considera en particular el daño, potencial o actual, que se causa a los individuos al involucrarse en una organización determinada. (En otras palabras, trae implícito el concepto de Secta destructiva).

La existencia o no de la explotación, de la falta de ética y transparencia al proselitar, los mecanismos internos de autoregulación y la presencia de técnicas psicofisiológicas de manipulación son las variables que se examinen a fondo antes de catalogar como secta a una organización.

Aunada a su marco metodológico de análisis esta es una de las definiciones seculares más respetadas en el ámbito académico internacional, sin embargo tiene algunos puntos débiles, por ejemplo:

·        Puede resultar díficil definir que es una devoción excesiva.

·        Se necesita conocer y aplicar rigurosamente sus criterios de análisis para no etiquetar injustamente a una organización como secta.

·        Los conceptos son muy técnicos y especializados, y por lo tanto poco accesibles para la mayoría de las personas, inclusive profesionistas.

Steve Hassan, ex-miembro de la secta Moon

El Profesor Steve Hassan, Maestro en Psicología egresado de la Universidad de Cambridge, fue miembro de la secta de los moonies por mucho tiempo. Actualmente tiene 20 años de experiencia como asesor internacional y consejero sobre el tema de las Sectas destructivas.

Hassan define como secta a cualquier grupo (religioso o no) que utilice técnicas de control psicológico para suprimir la personalidad e inhibir el juicio crítico y la libertad de decisión. Establece cuatro criterios para detectar la manipulación mental.

1.      Control de la conducta.

2.      Control de la información (la que la gente tiene derecho a saber antes de ingresar a un grupo).

3.      Control de las ideas.

4.      Control de las emociones (Hassan 1997:2).

Aportaciones de la Psicología Clínica

Por su parte la Dra. Margaret Singer, Psicóloga Clínica y Profesora emérita de la Universidad de California en Berkley, nos ofrece una definición bastante similar a la del Dr. Langone. La misma se basa también en el comportamiento, no en las creencias de un grupo. En su obra, analiza 6 puntos bastantes técnicos para definir la técnicas de persuación psicofisiológica que utilizan las sectas. (Ofshe and Singer, 1986).

Una aportación nueva y valiosa de la Dra. Singer es que Secta la constituye básicamente, la estructura jerárquica y de poder de la organización, no los adeptos en sí.

VI.- Definiciones de la Ciencia Médica

El Dr. Robert Lifton, Psiquiatra y Sociólogo, definió en su obra clásica "La Reforma del Pensamiento y la Psicología del Totalitarismo" ocho criterios para detectar cuando se está implementando el llamado "lavado de cerebro". Basó su estudio en las técnicas utilizadas sobre los presos políticos durante el régimen dictatorial de Mao en China, para convertirlos bajo coerción a la ideología comunista (Lifton 1989).

Actualmente muchos médicos, psicólogos clínicos y sociólogos toman estos criterios como referencia para evaluar si un grupo religioso o de otra índole, induce al famoso "lavado de cerebro" para manipular la conducta de sus adeptos. La utilización de estas técnicas de coerción constituye para muchos médicos hoy en día el criterio para llamar secta a una determinada agrupación.

Los Ocho Criterios de Lifton

A continuación se enumeran, resumen y ejemplifican los criterios del Dr. Lifton:

1.      Control de la Atmósfera Social y de la Comunicación Humana. Esto implica coartar la comunicación entre los seres humanos que se intenta controlar, e incluye obstaculizar la comunión del individuo consigo mismo [por ejemplo al evitar que tenga tiempo libre para la reflexión personal].

2.      Manipulación Mística.- Construir premeditadamente atmósferas "espirituales" que parecen espontáneas pero que en realidad están planeadas y estudiadas para producir un efecto. La gente interpreta este efecto como una "experiencia espiritual", al ignorar que fueron situaciones fabricadas.

3.      Redefinir el Lenguaje. Controlar las palabras es útil para controlar el pensamiento de las personas. Se adoctrina con conceptos simplistas y (por ejemplo cliches que tienden a desalentar más que alentar el razonamiento "nadie puede utilizar su razón para alcanzar la iluminación". "Sólo los elegidos pueden entender lo que sucede al interior de nuestra agrupación.)

4.      La Doctrina sobre la Persona. No importa lo que una persona esté experimentando en la realidad, es la creencia en el dogma lo que es importante. La creencia del grupo rebasa la conciencia individual y la integridad, en cuanto a comprobar resultados. Un ejemplo es cuando algún grupo proclama que Dios ha realizado milagros de sanidad pero se niega a hacer verificaciones científicas al respecto. Puede ser inclusive que una persona esté gravemente enferma y se asegure que no importa lo que se vea, ya está sana. Es más importante sostener el dogma que el bienestar de las personas y lo que indica la realidad.

5.      La Ciencia Sagrada. Doctrina con el absoluto, científico y moral. El dogma es incuestionable.

6.      El Culto a la Confesión. Manipulación de la confesión pública para romper los límites personales. Restricciones o prohibiciones a la privacía personal. Por ejemplo, la confesión de faltas o problemas tiene usos y limitaciones bien definidas tanto en el ámbito terapeútico como en el eclesiástico. En este caso se abusa del uso, para denigrar y controlar a las personas a través de la información vertida. Se intenta borrar la individualidad para ser controlado en masa.

7.      Demandas de Pureza Inalcanzables. Estándar inalcanzable de perfección para crear culpabilidad y vergüenza en los adeptos. La gente es castigada y enseñada a autocastigarse por no llegar al ideal que de inicio es imposible de alcanzar.

8.      La Dispensación de la Existencia. El grupo decide quien tiene derecho a existir y quien no. No existe ninguna alternativa legítima sino sólo el pertenecer a esa organización en particular. En regímenes gubernamentales totalitarios esto es lo que justifica la ejecución de disidentes políticos.

      Los anteriores mecanismos de influencia tienen efectos bien estudiados, tanto Psicológicos como Fisiológicos, para crear estados de inhibición del razonamiento y alta sugestibilidad para controlar la conducta de un grupo social.

Otra Definición de la Ciencia Médica: Los Parámetros del Dr. Hockman

El Dr. John Hockman, Profesor de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en los Angeles, publicó en 1990 los resultados de sus investigaciones y ofrece la siguiente definición. Retomando el concepto de Lifton, añade: "Las sectas son grupos que utilizan métodos de "Reforma del Pensamiento" para reclutar y controlar a sus miembros y utilizan como herramienta una triada" (Hockman 1990:180).

Los tres puntos que definen una secta para Hockman son:

El Milagro.

Pensamiento mágico alrededor del dirigente y/ o actividades del liderazgo.

El Misterio.

La secrecía que oculta la práctica y creencias reales del grupo. Por ejemplo Shoko Asahara, gurú de la Verdad Suprema en Japón ofrecía cursos de yoga para reclutar miembros, y jamás les decía que su verdadero fin era formar guerrilleros "religiosos" para llevar a cabo actos terroristas. Para lograr esto sujetaba a la gente a una serie de técnicas psicofisiológicas de control sin que estos tuvieran conocimiento.

La Autoridad.

Un régimen autoritario y absolutista para utilizar a las personas para cubrir las necesidades del grupo.

Esta Triada se Potencializa Mutuamente y es Indispensable para Clasificar a un Grupo como Secta

Cuando esta triada se encuentra presente en un grupo, religioso o de otra índole, sus componentes ejercen un efecto sinérgico; esto es, cada elemento refuerza al otro en forma recíproca para crear un ambiente extremadamente peligroso que puede desembocar en daños a los procesos de funcionamiento en la mente de las personas, con sus consecuentes efectos en la salud en general. El Dr. Hockman considera que para clasificar a una organización como secta desde la perspectiva médica, es indispensable que reúnan los tres puntos anteriormente resumidos.

Una de las aportaciones más significativas de este estudio es la importancia que juega la secrecía, para poder manipular la psique colectiva. En la secrecía del misterio, hay un ocultamiento deliberado de información que la gente tiene derecho a conocer para decidir en forma libre a que agrupación está ingresando. Cuando hay secrecía, se deteriora la percepción de los seguidores adoctrinados acerca de la realidad y verdadera naturaleza del grupo y los hace vulnerables.

En este caso, la gente no presta su consentimiento con pleno conocimiento. Es víctima de una especie de fraude en donde se convierte en sujeto de técnicas psicofisiológicas para inhibir su razonamiento crítico y volverla pasiva y suceptible de ser explotada y dañada.

Finalmente no podemos soslayar la aportación médica de Hockman en el sentido de que las Sectas Destructivas presentan un problema de salud pública por el impacto social que tienen. La definición de Hockman sobre lo que constituye una secta, trasciende aun el ámbito médico, para enriquecer la ética jurídica. Analícese la frase: consentimiento con pleno conocimiento y se llegará a la conclusión de que el espíritu mismo de este concepto es el que, al ser violado, da lugar a la tipificación del delito de fraude en nuestra sociedad.

Perspectivas a Futuro

Conforme se acerca el fin de Siglo y de Milenio las Sectas destructivas irán en aumento, especialmente las de corte religioso. Según el Dr. Hockman esto será consecuencia no sólo de misticismos apocalípticos sino especialmente por el deterioro de la sociedad en general. (Hockman 1990:179-187).

Esto implica que el tema de las sectas tomará cada vez más relevancia. Así lo evidencía en nuestro país el hecho de que estos temas ocupen cada vez más espacios en los medios de comunicación. En vista de esto, es necesario contar con metodologías confiables de análisis para hacer clasificaciones, acerca de qué constituye o no una secta.

Los criterios deben ser los más rigurosos posibles y se debe tener en cuenta que un grupo puede ser clasificado como secta desde diferentes perspectivas. Por ejemplo: Los Testigos de Jehová son considerados una secta desde el punto de vista teológico por inculcar dogmas no cristianos. Al mismo tiempo son considerados una secta sociológicamente, por impedir con técnicas coercitivas la transfusión de sangre a sus adeptos, incluidos menores de edad, lo cual genera muertes innecesarias cada año y viola los derechos universales de los menores de edad.

El México de hoy es una sociedad que comienza a pedir cuentas y exige que todas las instituciones sean transparentes en sus fines y métodos de trabajo. Las organizaciones religiosas no están exentas de rendir cuentas claras al igual que cualquier otra institución.

Conclusiones

Dejando de lado por las causas que en su momento se expusieron, la definición lingüística por literalista y la de uso cultural por arbitraria, y acotando a su propio ámbito las definiciones teológicas académicas tenemos que las clasificaciones médicas, sociológicas y de los psicólogos clínicos nos ofrecen parámetros bien definidos para hacer clasificaciones y analizar este tema con bases científicas sólidas. Estas definiciones y las metodologías de análisis que las acompañan, también se complementan, y a su vez posibilitan el implementar estrategias educativas para prevenir a la sociedad acerca de la creciente patología social de las sectas destructivas; a más de ayudar a establecer tratamientos adecuados para las personas afectadas. También aportan conocimientos al ámbito legislativo a fin de perfeccionar leyes para que se proteja a la sociedad de organizaciones criminales, religiosas y de otra índole, (pseudo terapeúticas sería un ejemplo). La resolución del Parlamento Europeo en 1984 para proteger a los ciudadanos de dichos países de las Sectas destructivas es un buen ejemplo (Cultic Studies Journal, 1986:275-277).

Por su parte las definiciones teológicas posibilitan la educación, restringida al ámbito familiar y eclesiástico, para prevenir que las personas sean objeto de tácticas proselitistas poco éticas o fraudulentas y para proteger con todo derecho, los valores de su preferencia.

Anexo: Reflexiones Finales

Una definición bien aplicada de lo que constituye una secta destructiva es instrumento útil para prevenir a la sociedad al referirse a grupos con conducta peligrosa o delictiva, que se amparan en las creencias religiosas para violar las leyes y dañar a otros seres humanos. Este uso del lenguaje es congruente con la aplicación social de calificativos como "mafia", "crimen organizado", "la delincuencia", "funcionarios corruptos", etc., a determinados sectores para distinguirlos del resto de la sociedad con el fin de alertar a los demás acerca de sus conductas.

Así contextualizado y aplicado a organizaciones que bajo engaños y usando pretextos de cualesquiera creencias religiosas, son comprobablemente nocivas, el uso de la terminología Secta destructiva, es legítimo, necesario y útil.

Académicos como Massimo Introvigne en Italia, el Dr. Shupe en Estados Unidos o Patricia Fortuny y Roberto Blancarte en México, han promocionado la idea de un término libre de juicios de valor sobre las creencias (Nuevos Movimientos Religiosos) para denominar a grupos minoritarios y/o de reciente creación. Dicha postura pasa por alto que la sociedad siempre requerirá en sus dinámicas, adjetivos que contengan juicios de valor acerca de la conducta de individuos y organizaciones independientemente de su orientación ideológica. Bastantes adjetivos de el lenguaje español tendrían que dejarse fuera de circulación si esto no fuera así, pues muchas palabras existen con el solo objetivo de calificar el carácter y conducta de individuos u organizaciones.

No es el eliminar palabras del lenguaje, ni conceptos socialmente útiles la solución al abuso que se ha hecho del uso del término secta, pues pronto se crearían otros que sustituirían a los primeros. Tal es el caso de lo que sucederá con la inviable propuesta de sustituir secta por Nuevos Movimientos Religiosos. Sencillamente, en un futuro la carga peyorativa y simbólica del concepto de secta se transferirá entera al de Nuevos Movimientos Religiosos y lo sustituiría como adjetivo calificativo. Un problema adyacente es el que al estandarizar el nombre de Nuevos Movimientos Religiosos a todas las minorías, o grupos de reciente creación, pronto aquellos, que aunque con creencias peculiares, no constituyen un peligro social, estarán en el mismo saco con los de conducta delictiva. Así, tendrán que cargar moralmente con las cuentas pendientes y pésimos antecedentes de los Jim Jones, los Shoko Asahara y grupos satanistas asesinos como los de Charles Manson. Al fin y al cabo todos se considerarían Nuevos Movimientos Religiosos. Esto, obviamente, es poco equitativo para las minorías o nuevas opciones que desean construir una reputación en base a su propia conducta y se seguirá prestando para provocar confusión y generar intolerancia contra ellos. Al mismo tiempo los beneficiados serán precisamente los conocidos grupos de comprobada conducta antisocial y explotativa que evitarán el nombre de sectas, comenzando así a limpiar su imagen sin necesidad de corregir su conducta. Al mismo tiempo quedarán parapetados entre muchos otros grupos, usando la clásica Falacia de Transferencia, para absorver la credibilidad social que otras pudieran obtener, al mismo tiempo que intentaran diluir la pésima reputación que se han ganado a pulso.

Los sociólogos y líderes de opinión que desean eliminar el concepto de secta y sustituirlo por Nuevo Movimiento Religioso, deberían añadir a sus buenas intenciones de evitar la discriminación religiosa, una dosis de reflexión antes de promocionar propuestas como éstas, pues es precisamente lo que intentan evitar, lo que terminarán logrando. A más de fomentar la impunidad.

¿Estándar Filosófico o Científico?

El único argumento que podrían esgrimir para llevar a cabo esta propuesta sería decir que los términos lingüísticos para describir a determinados grupos sociales nunca deben hacer juicios de valor en cuanto a la legalidad o resultados de la conducta. En tal caso se estaría fomentando en realidad la anarquía a través del relativismo moral y proveyendo de un parapeto ideal a grupos criminales a expensas de la seguridad de la sociedad, que tiene derecho a estar informada acerca del carácter y antecedentes de cualquier grupo religioso que sea nocivo y que presente sus propuestas sin transparencia, violando el derecho de información.

Finalmente, los que afirman que siempre es incorrecto, erróneo o nocivo el utilizar el término secta, ya están haciendo un juicio de valor, basado en un código de ética con conceptos definidos de bien y mal. ¿En dónde queda allí el relativismo moral? Es bastante relativo.

La incongruencia se evidenciaría aún más si los apologistas de las Sectas Destructivas argumentaran que en todo caso no saben si sería correcto o no, llamar a los grupos sectas o Nuevos Movimientos Religiosos. Pero el que no tiene un parametro ético definido ¿Cómo puede señalar que es impropio usar un vocablo?

Como vemos, detrás de algunos, que no todos, los proponentes de estandarizar el nombre Nuevos Movimientos Religiosos para referirse a grupos religiosos no mayoritarios de reciente creación, independientemente de su conducta social, parecen estar disfrazadas motivantes más bien filosóficas que científicas. Dejando de lado las intencionalidades, sólo una ideología basada en el relativo relativismo moral, acompañada de una buena dosis de romanticismo visceral puede hacer que se obscurezca a tal grado el raciocinio como para proponer una medida inequitativa y absurda que intenta combatir la intolerancia mientras genera impunidad y más intolerancia, a más de no preveer la inviabilidad a futuro de una propuesta formulada tan a la ligera.

Una Alternativa Viable

Retomando el punto acerca de la preocupación por promover un término neutral sin carga negativa, con el fin de disminuir la intolerancia que se genera al catalogar determinadas agrupaciones como sectas, el calificativo secta destructiva puede servir para distinguir a las organizaciones religiosas delictivas, indistintamente de su doctrina, de las que son vistas como heterodoxas en cuanto a creencias, pero que no constituyen un peligro para la sociedad. Nuevos Movimientos Religiosos para catalogar a los últimos y Sectas Destructivas para distinguir a los primeros puede ser una alternativa viable en el campo sociológico y médico, mientras que en el ámbito académico teológico se deben hacer puntualmente las distinciones. La heterodoxia confesional no es equivalente a conducta antisocial o delictiva. Al usar una definición teológica es correcto aclarar siempre el enfoque religioso de dicha definición, sus propósitos y limitaciones.

 


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