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Revista
Acta Académica


Universidad Autónoma de Centro América 
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La inmigración italiana en Costa Rica

(Primera Parte)[*]

Rita Bariatti
Italia bella mostrati gentile
e i figli tuoi non li abbandonare
sennó ne vanno tutti ni’ Brasile
non si ricordan piú di ritornare.
(Toscana)

PROLOGO

1. Algunas generalidades [<>] [\/] [/\]

      Este pretende ser el primero de una serie de artículos referentes al paso, temporal o permanente, de tantos y tantos italianos en Costa Rica; es nuestro propósito reconstruir e interpretar ese fenómeno específico de desplazamiento humano, desde la llegada de Colón en Cariarí hasta nuestra centuria.

      La presencia italiana ha labrado surcos profundos en la historia costarricense y muchos son los vestigios que han dejado los inmigrantes [1]: los numerosos apellidos, los letreros de muchos establecimientos comerciales, la famosa huelga de 1888, la relación con esa joya arquitectónica que es el Teatro Nacional, la colonización de San Vito de Java, y eso tanto para citar lo que más salta a los ojos.

      Al escarbar entre la magnitud y diversidad de los testimonios hallados, se encuentra también la elocuencia sencilla de unas cuantas palabras dispersas en el tiempo, como en esta poesía escrita en agradecimiento a Costa Rica por un italiano repatriado hacia finales del siglo XIX:

... Mi fu fedele la tua gente amica, Sempr’ebbe alla pietade il cor disposto; Dal maggio eterno e dall’eterno agosto M’é dolce ricordarti, o Costarica.... [2].

      Para 1971, una fuente oficial italiana citaba que en Costa Rica vivían unos cien mil descendientes de italianos [3] Este dato, comparado con la población total costarricense estimada para ese mismo año [4], daría por resultado que casi el seis por ciento de la población costarricense en la década de 1970 tenía en sus venas sangre italiana, afirmación poco fácil de comprobar en la realidad empírica [5]. Sea cierto o no el dato reportado, sabemos que sí hubo confluencia de las dos culturas, la italiana y la costarricense; de eso se encuentra una emotiva expresión en un discurso de José Albertazzi Avendaño, en 1931. Decía:

... Me siento el primero de los costarricenses sin que ello me impida sentirme, irrenunciablemente, el primero de los italianos, pues que en mi alma conviven sin excluirse, antes por el contrario, fortaleciéndose como los afluentes de una arteria que marca el sendero de un destino, esos dos sentimientos patrióticos..." [6].


2. Atisbos teóricos acerca de las migraciones humanas [<>] [\/] [/\]

      Los desplazamientos de seres humanos son un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma, pero sus incentivos y justificaciones han ido cambiando continuamente a lo largo de la historia. La migración puede ser externa (a nivel internacional) o interna (en los límites territoriales de un estado); en aquélla se va a centrar nuestro interés.

      Aunque se haya escrito mucho acerca de las migraciones internacionales, pocos han sido los esfuerzos para construir teorías acerca del proceso migratorio como fenómeno colectivo. Sin lugar a dudas existen factores de expulsión del país de origen y de atracción por otro país (los llamados push-pull factors) en la decisión de migrar, pero este tipo de enfoque por sí solo puede incurrir en el peligro de enfatizar demasiado la motivación racional, sin tomar en cuenta el complejo proceso psicológico de cada caso. Al mismo tiempo, al factor psicológico se le ha dado, a veces, demasiada importancia; se ha dicho que: "la decisión <de emigrar> radica realmente en ese instinto aventurero, presente en mayor o menor grado en todo ser humano de lanzarse a una empresa aceptando el riesgo que esta entraña" [7].

      En realidad, nosotros consideramos que la migración internacional es un hecho sumamente intrincado, que incluye factores económicos, sociales, políticos y culturales interactuantes que se dan sea a nivel colectivo como individual, y que nunca se puede generalizar un factor como preponderante.

      En cuanto las motivaciones para emigrar, se ha intentado clasificar en cuatro esferas las causas de rechazo del migrante en su sociedad de origen, y bien vale el siguiente modelo: a) no hay posibilidades físicas de subsistencia; b) hay imposibilidad de lograr ciertas metas dentro de la estructura institucional; c) la sociedad no gratifica las creencias y aspiraciones políticas; y d) la sociedad no permite una pauta de vida sincera y valiosa (caso de utopistas, puritanos etc.) [8].


3. Datos cuantitativos acerca de las emigraciones italianas [<>] [\/] [/\]

      La magnitud de las emigraciones europeas fue realmente impresionante durante el siglo XIX, se ha dicho que "el gran éxodo desde Europa ha sido ... quizás el mayor de toda la historia humana" [9] Entre 1820 y 1930 emigraron 62 millones de europeos, 46 millones de los cuales dejaron su país de origen entre 1861 y 1920 [10].

      Italia fue uno de los países europeos mayormente afectados por el fenómeno de la emigración a lo largo de los siglos XIX y XX. La intensificación del proceso emigratorio italiano inició en la década de 1880. Entre 1876 (año en que empezó la recolección estadística oficial de las emigraciones en Italia) y 1976, expatriaron más de 25 milllones 800 mil personas. Más de la mitad de ese gran éxodo (el 54%) ya se había realizado en vísperas de la primera guerra mundial. Entre fines del siglo XIX y el comienzo de la "Gran Guerra" se dio el máximo incremento en el flujo de expatriados: efectivamente, más de un tercio del total de emigrados en el transcurso de los cien años mencionados salió de Italia durante los primeros años de este siglo; el período interguerras vio un desaceleramiento del movimiento migratorio, y una reanudación del proceso al finalizar el segundo conflicto mundial; además, se observó un estancamiento casi absoluto relacionado con las dos guerras mundiales y un descenso correspondiente al período fascista (1922-1945).

      Las tendencias supra mencionadas encuentran su expresión en los índices de la tasa emigratoria: ésta subió del 3,8 por mil en 1876 al 24 por mil en 1913, año en que la emigración alcanzó 872.598 expatriados; en el período interguerras empezó a bajar desde el 16,5 por mil de 1920 para estabilizarse alrededor del 1,5 por mil luego de 1933; a fines de la segunda guerra mundial volvió a subir en forma modesta hasta casi el 8 por mil en los inicios de los años 60, para luego bajar al 3 por mil a principios de de década siguiente [11].

      Las regiones italianas que proporcionaron el mayor número de emigrados fueron: en el norte Véneto, Lombardía y Piamonte; en el sur, Campania, Sicilia y Calabria. Los varones representaron el 75% de la emigración global en el transcurso de los cien años mencionados y el 80% del total de expatriados estaba en edad laboral; de éstos, el 60% había tenido un trabajo activo, procediendo de la agricultura el 35% de ellos.

      En cuanto a los puntos de destino de la emigración global italiana en el curso de cien años de estadísticas (1876-1976) se ha registrado que el 52,5% de los emigrados se dirigió hacia los países europeos, el 44% hacia América (más de 6 millones al Norte y 5 millones al Sur), el 2% hacia Africa y el 1,5% hacia Oceanía. De los emigrados a América del Sur, el 58,5% fue acogido (en este caso no se puede decir absorbido, puesto que las frecuencias absolutas no indican la naturaleza del fenómeno, si temporal o permanente) por Argentina, el 28,5% por Brasil, el 5,5% por Venezuela y el 7,5% restante (378.458 personas) por los demás países latinoamericanos.

      Por lo que se refiere en fin a las repatriaciones, las cifras oficiales empezaron, para los países ultramarinos, en 1905. Desde entonces y hasta 1976 regresaron a Italia más de 8 millones y medio de personas. De éstas, procedía del continente americano el 40%, del cual el 38,5% estaba relacionado con América del Sur, de lo que se deduce cuan elevado fue el porcentaje de repatriación desde esta última región [12].

      Todas las cifras demográficas globales aquí citadas sirven para trazar a grandes rasgos el fenómeno emigratorio italiano en el período de su recolección estadística oficial, pero nada indican acerca de los cambios profundos que se dieron tanto en los lugares de procedencia como en las áreas de destino. Esto se puede obtener sólo mediante un estudio específico coyuntural, en tiempo y espacio, de los diversos factores conexos con la dinámica de la emigración italiana (en nuestro caso a Costa Rica), lo que se hará en los artículos siguientes. Por ahora, nos limitaremos a buscar las causas generales del fenómeno en Italia.


4. Motivación de la emigración masiva italiana [<>] [\/] [/\]

      Si bien la emigración desde territorios italianos fue una realidad y una constante desde tiempos ancestrales por un enjambre de determinadas condiciones históricas bastante mutables (invasiones y dominaciones extranjeras constantes, crisis de subsistencia, revolución comercial, expansión europea y búsqueda de nuevas rutas), la explicación del fenómeno emigratorio masivo italiano de finales del siglo XIX tiene un patrón más homogéneo. Su causa hay que buscarla en el difícil momento entre finales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, período en el cual se tuvo que decidir sobre la capacidad de la economía italiana para adecuarse a los cambios impuestos por los procesos de modernización de la revolución industrial.

      Esa capacidad era particularmente escasa especialmente en el campo agrícola, en cuanto éste se basaba más en la expansión de la tierra cultivada que en el aumento de la productividad; además, la comercialización agrícola favorecía una proliferación de intermediarios y especuladores que desfavorecían a los campesinos.

      Se mantuvieron, a lo largo del siglo XIX, los aspectos más negativos del Antiguo Régimen: carestías (en 1816 y 1855), epidemias (la del cólera en 1854-55) y más tarde las enfermedades debidas a la desnutrición [13]. Es ilustrativo de esa situación un testimonio de 1868, que al buscar la causalidad de las emigraciones, reportaba las condiciones del agricultor y bracero italiano:

"La población italiana tiene una alimentación escasa, poco nutritiva y debilitante. El resultado es una menor producción en el trabajo del bracero y ésta influye y deprime mayormente el bajo curso de los salarios" [14].

      Hasta 1880, el movimiento natural de la población italiana había conservado los caracteres típicos de una sociedad prodominantemente agrícola y todavía atrasada desde el punto de vista higiénico, sanitario y alimentario: altas tasas de natalidad y mortaliad, con oscilaciones menores.

      En el quinquenio 1876-80 inició, en Italia, una disminución constante de la mortalidad ordinaria, que se acentuó más en el lustro siguiente. Esa disminución fue determinada por los progresos sanitarios e higiénicos, la mayor disponibilidad de alimentos y el mejoramiento de las condiciones de vida (vivienda y calefacción entre otros), aunque con intensidad distinta en el campo y la ciudad. Eso era efecto de la formación de un mercado nacional, de relaciones más intensas con el exterior y del progreso general de la civilización.

      A partir de 1885 empezó a disminuir la natalidad, pero a un ritmo más lento que la mortalidad. Este fenómeno es típico de una fase de transición de una estructura prevaleciente agrícola a una estructura prevaleciente industrial y deriva del hecho que, en una fase de disminución de la mortalidad, la baja en la natalidad es el resultado de la limitación voluntaria de los nacimientos. En Italia, el fenómeno de la disminución de la natalidad fue particularmente lento, porque fue lento el proceso de industrialización, además de ser tardío en comparación con otros países europeos.

      Sin embargo, la más rápida disminución de la mortalidad respecto a la natalidad determinó, en las dos últimas décadas del siglo XIX, un aumento del excedente de nacimientos sobre las muertes, o sea un aumento poblacional, en una medida que no se verificaba desde hace mucho. En 1881, entonces, inició un período nuevo, que duró alrededor de cincuenta años, durante el cual el aumento natural de la población italiana se mantuvo superior al 10 por mil al año, salvo la gran merma durante la primera guerra mundial [15].

      Se ha observado que hubo una relación directa entre el desarrollo de la economía italiana y el número de emigrantes. En efecto, al desarrollarse especialmente la industria, como en la década de 1880, entre 1896 y 1907 y en los primeros años de la década de 1920, los italianos dejaban su país en número creciente. Esta aparente paradoja acercaba a Italia a una experiencia europea ya consolidada, según la cual era normal que un país industrial en desarrollo asistiera al mismo tiempo a fenómenos migratorios, como en el caso de Inglaterra y Alemania. Este hecho era debido al impacto del sistema fabril y de la reorganización agrícola, pero también a la contradicción entre oferta y demanda de mano de obra, típica de una fase de cambio en cuanto a condición profesional y social, caso de agricultores y artesanos [16].

      Si bien Italia estaba en condiciones de proporcionar fuerza de trabajo creciente, era un hecho que a nivel mundial se estaba gestando un desarrollo extensivo de la economía, especialmente a lo largo del período 1850-1914. Ese desarrollo económico mundial conllevaba una demanda de mano de obra que en algunos casos era excepcional, como por ejemplo para ferrocarriles o edificios públicos. El trabajador italiano era apreciado, de él se escribía el siglo pasado:

"... Además de adaptarse rápidamente a las costumbres de otro país y de aprender con facilidad otro idioma, los italianos tienen la inteligencia viva, la cordialidad, el carácter abierto y sociable, el espíritu ahorrador, el orden y la sobriedad..." [17].


5. Condiciones que ofrecía América Latina para los inmigrantes [<>] [\/] [/\]

      Respecto a las condiciones receptivas de América Latina, luego del período prohibitivo colonial, los liberales del siglo XIX fomentaron la inversión extranjera y la inmigración, especialmente la europea que hubiera traído la experiencia y la tecnología. Además, el inmigrante era parte de la política poblacionista de las repúblicas agrarias de América Latina, puesto que se concebía que la abundancia de ciudadanos simbolizaba grandeza. Aunque el espíritu liberal original renegara de la intervención estatal, los gobiernos latinoamericanos participaron activamente en las obras de infraestructura, especialmente los ferrocarriles, cuya construcción requería una cantidad excepcional de mano de obra [18].

      En lo que se refiere a la afinidad del emigrante italiano con América Latina, es interesante lo que se pensaba al respecto, de una manera fatalista, hacia fines del siglo XIX:

"... No se puede parar el curso de la corriente inmigratoria de la raza latina, y más especialmente la italiana, porque ella corresponde a una tendencia natural, como lo es la emigración alemana e inglesa a los Estados Unidos de Norte América; y porque la raza latina tiende a poblar América del Sur, donde las tradiciones, la lengua, el clima mejor le conforman..." [19].


6. Tendencias de la inmigración italiana en Costa Rica [<>] [\/] [/\]

      Nuestro estudio global de la presencia italiana en Costa Rica [20] ha permitido la escisión del mismo fenómeno demográfico en cuatro tendencias específicas y cronológicamente definibles, aunque en algunos casos superpuestas. A saber:

  1. LA INMIGRACION ESPORADICA, desde el período colonial hasta 1886;
  2. EL FLUJO INMIGRATORIO MASIVO, en los años de 1887 y 1888;
  3. LOS FLUJOS INMIGRATORIOS DEBILES Y DISCONTINUOS en el lapso de 1889 a 1960;
  4. LA COLONIZACION DE SAN VITO DE JAVA, entre 1951 y 1968.

      A cada una de esas tendencias demográficas proyectamos dedicar los artículos sucesivos. En cada caso, el análisis e interpretación del fenómeno inmigratorio específico será enmarcado por las condiciones históricas existentes en ambos contextos, el italiano y el costarricense.



Notas de pie de página [<>] [\/] [/\]

[*] El presente artículo es el primero que publica Acta Académica, los otros han aparecido en los números siguientes:
  • La inmigración italiana en Costa Rica, Primera Parte:
    Acta Académica, Noviembre 1997 pp. [179­183].
  • La inmigración italiana en Costa Rica, Segunda Parte:
    Acta Académica, Mayo 1998 pp. [109­114].
  • La inmigración italiana en Costa Rica, Tercera Parte:
    Acta Académica, Noviembre 1998 pp. [140­152].
  • La inmigración italiana en Costa Rica, Cuarta Parte:
    Acta Académica, Mayo 1999 pp. [207­217].
  • La inmigración italiana en Costa Rica, Quinta Parte:
    Acta Académica, Noviembre 1999 pp. [141­144].
[1] Para efecto específico del presente trabajo, se considera "inmigrante" al individuo que se desplaza de su tierra natal italiana para dirigirse a suelo costarricense con el fin de trabajar, o reunirse con sus familiares, o bien residir allí; esa inmigración puede tener carácter de temporal o definitiva. Subrayamos desde ahora que la inmigración italiana en Costa Rica se intensificó a partir de finales de la década de 1880.
[2] "...Me fue fiel tu gente amiga,
Siempre tuvo a la piedad el corazón dispuesto;
Del mayo eterno y del eterno agosto Me es dulce recordarte ¡Oh Costa Rica! ..."
Lo citado es parte de un soneto titulado "A Costarica", que se encuentra publicado en la obra Poesie. Il canzoniere di un contadino. (Palmi Calabria, Italia: Edizioni Rassegna, 1936) p.30. Su autor, Massimo Fioravanti-Bosi, había nacido en Calto (Rovigo) en 1863; hijo de campesinos pobres, emigró a Costa Rica a finales de 1887 para trabajar en la construcción del ferrocarril al Atlántico.
[3] Ministero Affari Esteri. Direzione Generale Emigrazione e Affari Sociali. Problemi del lavoro italiano all'estero. (Roma, Italia: Atel, 1972) p. 56.
[4] La estimación poblacional al 1 de enero de 1971 era de 1.762.462 habitantes, como consta en: Población de la República de Costa Rica por Provincias, Cantones y Distritos. (San José, Costa Rica: Dirección General de Estadísticas y Censos, diciembre 1971) p. 29.
[5] El cálculo referente a los cien mil descendientes italianos nos parece bastante atrevido y carente de contenido, al respecto no hemos hallado otras fuentes que puedan corroborar el dato; no se conoce que para esa fecha se hayan realizado estudios oficiales, ni por parte de las autoridades costarricenses ni de las autoridades italianas.
[6] Trozo del discurso pronunciado por el consagrado poeta-periodistapolítico, hijo de un italiano y de una costarricense, en ocasión de colocar la primera piedra del edificio de la "Societá Italiana di Mutuo Soccorso" el 4 de noviembre de 1931 (fecha del aniversario de la finalización de la primera guerra mundial). El texto original del discurso se encuentra en: Varios Autores. República de Costa Rica. Su historia y desenvolvimiento cultural, agrícola e industrial. (San José, Costa Rica: Imprenta Gü&tenberg, 1935) s.p.
[7] Revista del CIME (Ginebra, Suiza: vol. II, N. 4, 1965) p. 212.
[8] Margulis, M. Sociología de las migraciones. (Universidad de Costa Rica: Escuela de Ciencias Económicas y Sociales, mimeo, 1972) p. 7 Este autor cita a Eisenstadt. The absorption of inmigrants. (London: Routhedge and Kegan Paul Ltd., 1954), s.p.
[9] Cipolla, Carlo. Historia económica de la población mundial. (Buenos Aires, Argentina: Eudeba, 1969) p. 99.
[10] Sunkel, Osvaldo y Pedro Paz El desarrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo. (México, D:F.: Siglo XXI Editores, 1975) p. 56.
[11] Todos los datos reportados son extraídos del trabajo de L. Favero y G. Tassello. "Cent'anni di emigrazione italiana (1876-1976)" en: F. Balletta et. al. Un secolo di emigrazione italiana: 1876-1976. (Roma, Italia: Centro Studi Emigrazioni, 1978) pp.9-11.
[12] La información referente a las regiones de procedencia, puntos de destino y repatriación se encuentra en: Favero y Tassello. Ibid., pp. 16-18.
[13] Sori, Ettore "I fattori economici alla base dell'emigrazione italiana." En: L'Australia, gli italiani e la migrazione italiana. Bajo la dirección de B. Cresciani (Milano, Italia: Franco Angeli Editori, 1978) pp. 27-28
[14] Virgilio, Jacopo. Delle migrazioni transatlantiche degli italiani e in particolare di quelle liguri alle regioni del Plata. Cenni economici-statistici. (Genova, Italia: Tipografia del Commercio, 1868) p. 47 La traducción es nuestra.
[15] Los datos correspondientes a la población italiana han sido extraídos de: Candeloro, Giorgio. Storia dell'Italia moderna. Vol. VI (Milano, Italia: G. Feltrinelli Editore, 1978) pp. 184-185
[16] Sori, op. cit., pp. 19-30.
[17] Virgilio, op. cit., p. 15 La traducción es nuestra.
[18] Sánchez Albornoz, Nicolás. La población de América Latina. Desde los tiempos precolombinos al año 2000. (Madrid, España: Alianza Editorial, 1973) pp. 169-170.
[19] Corniani, Giuliano. Argentina, Uruguay, Paraguay. Guida per l'emigrazione. (Milano, Italia: Antica Casa Editrice Dottor Francesco Vallardi, 1887) p. 195 La traducción es nuestra.
[20] Ver los trabajos de: Bariatti, Rita. La inmigración italiana en Costa Rica. 1821-1968. (Heredia, Costa Rica: Universidad Nacional, tesis, 1987) y "La presencia italiana en Costa Rica durante el período colonial" en Revista ASOGEHI (San José, Costa Rica: Asociación de Genealogía e Historia de Costa Rica, N. 1, marzo de 1996) pp. 34-40.



Indice [<>] [\/] [/\]

[1] Algunas Generalidades
[2] Atisbos teóricos acerca de las migraciones humanas
[3] Datos cuantitativos acerca de las emigraciones italianas
[4] Motivación de la emigración masiva italiana
[5] Condiciones que ofrecía América Latina para los inmigrantes
[6] Tendencias de la inmigración italiana en Costa Rica

Notas de pie de página
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[Doc] Acerca de este documento
Acerca de la autora
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Acerca de la autora [<>] [\/] [/\]

Rita Bariatti :Licenciada en Historia. Profesora de la Escuela de Historia de la UNA y del Stvdivm Generale Costarricense de la UACA. Ha realizado publicaciones acerca de la Enseñanza de los Estudios Sociales, la Metodología de la Historia y la Inmigración Italiana en Costa Rica.

[mailto] Rita Bariatti <rimolo@racsa.co.cr>


Acerca de este documento [<>] [\/] [/\]

Referencia: Rita Bariatti : La inmigración italiana en Costa Rica (Primera Parte), Revista Acta Académica, Universidad Autónoma de Centro América, Número 21, pp [179­183], ISSN 1017­7507, Noviembre 1997.
Internet: http://www.uaca.ac.cr/acta/1997nov/rita.htm
Autor: Rita Bariatti <rimolo@racsa.co.cr>
Contacto: Apdo 6459-1000, San José Costa Rica
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Revisión: UACA, Noviembre 1997
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